jueves, 22 de diciembre de 2011
Etiquetas: Video
domingo, 29 de mayo de 2011
Etiquetas: Cuentos
domingo, 15 de mayo de 2011
domingo, 1 de mayo de 2011
Cuenta una antigua leyenda que un niño antes de nacer le dijo a Dios: “Me dicen que me vas a enviar a la tierra, ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso que soy?”
Dios le dijo: "Entre muchos Ángeles escogí uno para ti, que te está esperando, él te cuidará."
“Pero dime Dios, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.”
“Tú ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.”
“Y ¿cómo entender, Dios lo que la gente me hable si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?”
Dios le contestó al niño: “Tú ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.”
“Y ¿qué haré, Dios cuando quiera hablar contigo?”
“Tú ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar.”
“He oído que en la tierra hay hombres malos ¿Quién me defenderá?”
“Tú ángel te defenderá aún a costa de su propia vida”.
“Pero estaré siempre triste, porque no te veré más Dios.”
“Tú ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia aunque yo siempre estaré contigo.”
En ese instante una gran paz reinaba en el cielo, ya se oían voces terrestres y el niño presuroso repetía suavemente.
“Dios mío, Dios mío, si me voy dime su nombre, ¿cómo se llama mi ángel?”
Dios le contestó:”Su nombre no importa..... Tú le dirás... Mamá”
Etiquetas: Reflexiones
viernes, 15 de abril de 2011
lunes, 4 de abril de 2011
miércoles, 23 de marzo de 2011
Etiquetas: Cuentos
sábado, 19 de marzo de 2011
La noche había caído ya; sin embargo, un pequeño hacía grandes esfuerzos por no quedarse dormido. El motivo bien valía la pena; estaba esperando a su papá. Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente cuando se abrió la puerta.
El niño se incorporó como impulsado por un resorte y soltó la pregunta que lo tenía tan inquieto:
- Papá ¿cuánto ganas por hora?... dijo con ojos muy abiertos.
Su padre entre molesto y cansado, fue tan tajante en su respuesta:
- Mira hijo, eso ni siquiera tu madre lo sabe, no me molestes y vete a dormir que ya es tarde.
- Si papa, pero por favor solo dime, ¿À cuánto te pagan por una hora de trabajo?, reiteró suplicante el niño. Contrariado, el padre apenas abrió la boca para decir:
- 30 €.
- Oye papá, ¿Me podrías prestar 20 €? Preguntó el pequeño.
El padre se enfureció y tomó al pequeño del brazo y en tono brusco le dijo:
- Asi que por eso quieres saber cuanto gano ¿no?, vete a dormir y no sigas fastidiando chico aprovechado...
El niño se alejó tímidamente, al meditar lo sucedido el padre comenzó a sentirse culpable. Tal vez necesita algo -pensó- y queriendo descargar su conciencia se asomó al cuarto de su hijo. Con voz suave le preguntó:
- ¿Duermes hijo?
- Dime papá, respondió entre sueños.
- Aquí tienes el dinero que me pediste.
- Gracias papá, -susurró el niño mientras metía su manita debajo de la almohada de donde sacó varias monedas.
- ¡Ya completé! -gritó jubiloso- "Tengo 30 €"
- ¿Papá, me podrías vender una hora de tu tiempo?...
El niño se incorporó como impulsado por un resorte y soltó la pregunta que lo tenía tan inquieto:
- Papá ¿cuánto ganas por hora?... dijo con ojos muy abiertos.
Su padre entre molesto y cansado, fue tan tajante en su respuesta:
- Mira hijo, eso ni siquiera tu madre lo sabe, no me molestes y vete a dormir que ya es tarde.
- Si papa, pero por favor solo dime, ¿À cuánto te pagan por una hora de trabajo?, reiteró suplicante el niño. Contrariado, el padre apenas abrió la boca para decir:
- 30 €.
- Oye papá, ¿Me podrías prestar 20 €? Preguntó el pequeño.
El padre se enfureció y tomó al pequeño del brazo y en tono brusco le dijo:
- Asi que por eso quieres saber cuanto gano ¿no?, vete a dormir y no sigas fastidiando chico aprovechado...
El niño se alejó tímidamente, al meditar lo sucedido el padre comenzó a sentirse culpable. Tal vez necesita algo -pensó- y queriendo descargar su conciencia se asomó al cuarto de su hijo. Con voz suave le preguntó:
- ¿Duermes hijo?
- Dime papá, respondió entre sueños.
- Aquí tienes el dinero que me pediste.
- Gracias papá, -susurró el niño mientras metía su manita debajo de la almohada de donde sacó varias monedas.
- ¡Ya completé! -gritó jubiloso- "Tengo 30 €"
- ¿Papá, me podrías vender una hora de tu tiempo?...
Etiquetas: Reflexiones
miércoles, 9 de marzo de 2011
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